Sutil y subseEl modelo CWH-3010 de la empresa china Chen Wei llegó en mayo como parte de una donación de ese gremio empresarial. Pero muchos especialistas denuncian que esas máquinas apenas sirven y el propio Minsal los dio de baja, aunque después los envió a regiones.
“Me quedo con que nunca ha faltado un ventilador”, declaró en tono cuasi triunfalista el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, en una entrevista a La Tercera el fin de semana pasado.
Mientras las autoridades sanitarias del país insisten en un discurso de ‘pega bien hecha’ -pese a que Chile figura como uno de los países que peor han manejado la pandemia a nivel mundial- al subsecretario de Salud se le olvidó mencionar un detalle importante: muchos de los ventiladores importados de manera urgente fueron de pésima calidad e incluso dados de baja por el propio Minsal.
En efecto, uno de los modelos de ventilador mecánicos traídos desde China por la CPC en mayo y junio, tuvo que ser dado de baja por orden del propio Minsal, tras presentar diversas fallas en las UCI. Se trata del modelo CWH-3010 de la empresa Chen Wei, traídos en la primera partida de respiradores donados por ese gremio empresarial.
Los primeros aparatos se repartieron en la Región Metropolitana para posteriormente ser transferidos a recintos hospitalarios de regiones.
Tras una revisión interna en el Ministerio de Salud, los ventiladores CWH-3010, que pueden tener un uso intensivo y no intensivo, comenzaron a ser repartidos en la red pública de hospitales. Al poco tiempo, se levantaron las alarmas entre varios kinesiólogos intensivistas, que son los especialistas que manejan el sistema de ventilación mecánica en las UCI. En conversación con INTERFERENCIA, uno de los kinesiólogos encargado de hacer pruebas a ventiladores mecánicos en centros hospitalarios, cuenta que se han reportado varias fallas, que han sido ratificadas en los laboratorios de biomédica hospitalarios y notificadas al Minsal desde el mes de junio.
La principal falla que registra este ventilador es la entrega imprecisa o “errónea” del “volumen corriente” programado. Esto corresponde al volumen de aire que circula entre una inspiración y espiración de una persona. Además, los ventiladores tendrían un “pobre reconocimiento del esfuerzo de los pacientes, se quedan pegados en inspiración o espiración, y no compensan el circuito de ventilación”, explica uno de los intensivistas consultados.
Estas fallas podrían tener como consecuencia riesgo de volutraumas (una lesión pulmonar producto de la ventilación mecánica) o barotraumas (daño en el cuerpo por la presión del aire). “La máquina podría pensar que el sujeto está peor de lo que realmente está”, afirma un experto. “Si se te apaga el ventilador, o si se te congela, no puedes hacer los cambios necesarios y, finalmente, el paciente puede morir rápidamente. Son complicaciones graves que presentan estos ventiladores”.
A fines de julio un grupo de kinesiólogos de una hospital de la Región Metropolitana hizo una exhibición de las fallas de este ventilador ante funcionarios del Minsal. Ese encuentro fue grabado por un asistente, e INTERFERENCIA tuvo acceso a este registro.
En ese video se puede observar una prueba del ventilador CWH-3010 ante personal fiscalizador del Minsal. Durante la medición se observa que el kinesiólogo programa el ventilador con 250 ml de oxígeno, pero el aparato de medición, que reemplaza al pulmón, marca la recepción de 547 ml, aunque el ventilador sigue arrojando los 250 ml iniciales. “O sea, esto es fatal, no sirve”, exclama el kinesiólogo, mientras una funcionaria del Minsal toma nota y pregunta si esto se repite en los otros ventiladores de ese modelo, en dicho hospital. El encargado de hacer el test le responde que sí.
Pablo Echeverría es un kinesiólogo especializado en cuidados intensivos pediátricos. Trabajó en la UCI pediátrica del Hospital de La Florida, que fue reconvertida para adultos debido a la contingencia de la pandemia. Accedió a dar su testimonio respecto de su experiencia con el ventilador CWH-3010, que después fueron dados de baja en dicho hospital.
“El principal problema que nosotros tuvimos al principio es que no podíamos hacer las pruebas de mecánica pulmonar, que es lo primero que tú haces al conectar a un paciente a ventilación. Es un software que está en todos los ventiladores de UCI y que te permite medir la distensibilidad pulmonar, presión Plateau y lo más importante el driving pressure, que permite medir el daño que uno le puede provocar al paciente con el ventilador. Todos los ventiladores de UCI actuales lo traen incorporados. Con estos ventiladores chinos descubrimos que había una forma de hacerlo, pero que no era para nada confiable, para los ojos de nosotros y de los residentes médicos”.
Luego, se supo que el ventilador daba un volumen corriente mucho más alto de lo que se programaba, hallazgo que fue “informado por las jefaturas médicas y colegas asesores de la Sochimi”, según Echeverría. “Es como dar una dosis de un medicamento mal. Básicamente estos ventiladores los usabas con un paciente de 50 kilos, le programaban 300 ml, y resulta que el ventilador le daba siempre alrededor de 40 a 50 ml más de volumen corriente, de esto se dieron cuenta después”, relató el kinesiólogo.
La batalla por los ventiladores
Una de las principales estrategias que utilizó el ex ministro de Salud Jaime Mañalich para abordar la pandemia del Coronavirus en los meses álgidos de mayo y junio fue dotar de más ventiladores mecánicos a las UCI del país.
A fines de marzo, el Presidente Sebastián Piñera aseguró en una entrevista con Chilevisión que nuestro país se había adelantado y que ya había adquirido en enero ventiladores mecánicos. Un reportaje de INTERFERENCIA mostró que el mandatario estaba mintiendo.
Dos semanas después, a mediados de abril, el embajador de China en Santiago, Xu Bu, dejó caer una bomba, al desmentir una supuesta donación de más de 1.000 ventiladores de su país al nuestro, algo que había sido profusamente publicitado por el propio ministro Mañalich y la prensa.
¿El salvavidas? La CPC, el gremio empresarial más grande del país encabezado por Juan Sutil, que le pidió al embajador de Chile en Beijing, Luis Schmidt, mover cielo, mar y tierra para obtener ventiladores mecánicos, en medio de una guerra comercial mundial por adquirir insumos médicos para combatir la epidemia.
Muchos celebraron el esfuerzo desplegado por la CPC para adquirir cientos de estos aparatos, en medio de una guerra comercial por insumos médicos en todo el mundo. La mayoría de estos ventiladores fueron distribuidos entre mayo y junio en la red pública de hospitales. Aunque no se sabe con certeza cuántos de estos modelos fueron entregados al Minsal, a principios de abril de 2020, la CPC informó que tenía compradas 140 unidades del modelo CWH-3010, más otras 69 de la empresa China Meheco CO. Cada ventilador habría tenido un costo aproximado de US$38.000, según un comunicado de prensa de ese gremio.
Uno de los problemas con estos aparatos fue que los manuales de uso venían en chino, y que pese a contactarse con la empresa Chen Wei, los médicos chilenos nunca lograron obtener las indicaciones traducidas.
Algo anda mal
Según los intensivistas consultados por este medio, el defectuoso modelo chino de ventilador se entregó principalmente en hospitales públicos, no en clínicas privadas. Y presentó fallas en distintos recintos, como el Hospital de Urgencia Asistencia Pública (ex Posta Central), el Hospital Félix Bulnes, el ex Hospital Metropolitano, que se concentró en la atención de pacientes Covid durante el peak de los contagios, y en el Hospital de La Florida.
Varios personeros de estos hospitales aseguraron, sin querer ser identificados, que se habían detectado fallas en los ventiladores chinos que donó la CPC. Tras ello, las autoridades hospitalarias optaron de forma autónoma por darlos de baja. Luego, a partir de finales de junio, el Ministerio de Salud comenzó a ordenar el cese de su uso. En el Hospital Padre Hurtado recibieron tres de estos ventiladores, dos de ellos se utilizaron en la urgencia y uno en la UCI, a pesar de que habrían funcionado sin problemas, el 19 de agosto recién pasado, Ministerio de Salud ordenó su retiro de los ventiladores de forma preventiva.
Tras ser dados de baja en la mayoría de los hospitales de la Región Metropolitana, muchos de estos ventiladores se enviaron a hospitales regionales. En Iquique, por ejemplo, el Servicio de Salud regional habría dado la orden de utilizarlos, por lo que 12 unidades quedaron guardadas.
Validación secreta
El proceso de compra y certificación de los ventiladores donados por la CPC se hizo de forma completamente secreta en el Minsal. No se integraron a otros organismos, ni se invitó a especialistas externos para revisar los ventiladores chinos. A diferencia, los ventiladores mecánicos reconvertidos en Chile pasaron por la certificación del Certemed de la Universidad de Valparaíso, la prueba en animales realizada por un equipo de la Universidad Católica y la posterior prueba en pacientes en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile. La autorización de los ventiladores importados, que estuvieron almacenados un tiempo en bodegas de la Cenabast, tampoco habría pasado por el Instituto de Salud Pública.
El secretismo en torno a la certificación causó preocupación al interior del mundo médico.
Darwin Acuña, vicepresidente de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi), señala que “el Minsal actuó de forma muy autónoma, nosotros no somos asesores técnicos, ni encargados, no tenemos una competencia, ni estamos designados como una asesoría técnica para las compras de los ventiladores”. El intensivista explica que el Ministerio, entonces dirigido por Jaime Mañalich, entregó los ventiladores al sistema centralizado de salud, que era dirigido por el Subsecretario Zúñiga. “Básicamente lo que hacían era entregarlos no más, no hubo tiempo de probarlos en pacientes previamente.
La revisión y validación de los equipos chinos estuvo a cargo de un grupo de especialistas del Minsal, liderado por el anestesiólogo y ex oficial médico de la Armada, Andrés Llarena, quien fue reclutado por el Minsal para fortalecer el proceso de adquisición y distribución de ventiladores dependiente de la Subsecretaría de Redes Asistenciales. Llarena también fue quien asesoró y guió a la CPC en el proceso de compra en el mercado chino.
El especialista fue entrevistado por Ciper a principios de mayo, cuando arribó desde China el primer cargamento de 117 ventiladores, junto a otras 72 máquinas adquiridas por el Minsal. En el artículo Llarena explicó que se vieron en la “necesidad de adquirir equipos que no necesariamente tienen o han tenido presencia en Chile”, y que las pruebas realizadas en el ministerio fueron “técnicas para determinar que, en el fondo, lo que dice el catálogo que hace, es lo que (efectivamente) hace el equipo”.
El modelo CWH-3010 que trajo la CPC desde China puede ser usado para ventilación invasiva y no invasiva. Pero el artículo de Ciper da cuenta que ese modelo no estaba validado por la U.S. Food and Drug Administration (FDA), ni tampoco contaba con grandes volúmenes de compra en países de la Unión Europea.
Consultado por INTERFERENCIA, desde el Ministerio de Salud reconocieron las fallas en los ventiladores mecánicos marca Chen Wei modelo CHW-3010 donados por la CPC. “Oportunamente se detectaron desperfectos en algunos de estos equipos, ante lo cual, se ordenó una revisión exhaustiva y se instruyó su retiro de los establecimientos”, consignaron desde la cartera de Salud. Según la versión oficial del Minsal los ventiladores con fallas fueron usados entre mayo y junio, pero, los hospitales consultados por este medio, aseguraron que se siguieron retirando ventiladores hasta agosto de 2020.
El diputado Juan Luis Castro (PS), miembro de la Comisión de Salud y de la Comisión Investigadora Covid-19, señala que en ninguna de esas instancias el Minsal ha dado cuenta de los procedimientos que se utilizaron para importar y posteriormente certificar los ventiladores mecánicos para UCI que fueron donados por la CPC. Asegura que “esta fue una compra desesperada, no calificada, luego se despreocuparon, no chequearon ni validaron la compra antes de entregarla”.
Macarena Segovia03/09/2020 .- INTERFERENCIA,CL

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