logo concertacion«Es tiempo de un acuerdo nacional», se titula la carta suscrita por 231 figuras que formaron parte de la ex Concertación, en la cual recogen el llamado realizado por el Presidente Sebastián Piñera y emplazan a todos los sectores a construir un nuevo pacto que permita superar la violencia ocurrida tras la crisis social.

En el texto, el grupo de «independientes progresistas y exponentes de la centroizquierda democrática», como se definieron, expresó «su adhesión en pro de hacer un llamado a las fuerzas políticas, sociales, económicas y ciudadanos demócratas para concurrir a levantar un poderoso acuerdo» en torno a una serie de propuestas.

En ese contexto, aseguraron que «las fuerzas políticas y sociales democráticas deberían partir de nuestra historia reciente y reflexionar sobre la conveniencia y oportunidad de un Acuerdo Nacional, pensar la política como arte de encontrar puntos de entendimiento en pro del bien superior de Chile y su pueblo».

«Ya hay demasiado odio y desconfianza, es hora de ponerles fin y evitar un lacerante enfrentamiento», advirtieron, junto con emplazar a aquellos sectores que han sido críticos de la política de los acuerdos que fue exitosa en la década de los ’90.

Al respecto, recalcaron que «habrá quienes se resten o se opongan a un Acuerdo Nacional, movidos por la estrategia de la confrontación y de la polarización como vías para sus discutibles proyectos políticos». «Ellos deben explicar por qué ponerse de acuerdo en política, de manera clara y transparente, sería una vergonzosa componenda o una ‘cocina’, como se han motejado los consensos logrados en el crítico escenario social de hoy, acuerdos que en el pasado hicieron posible aunar el esfuerzo de millones de chilenas y chilenos para derrotar a la dictadura y lograr la consolidación de la frágil y reciente democracia recuperada», enfatizaron. Detalle de la propuesta En la misiva, plantean tres aspectos.

El primero de ellos es generar un «programa social relevante y sostenible», que permita abordar los abusos hacia los sectores vulnerables de la población, los que calificaron como «intolerables en un país que goza de buenos índices de crecimiento y fortaleza económica en los últimos 30 años». Para ello, recalcaron que no se puede aplazar más una reforma profunda al sistema de pensiones ni continuar «con ingresos mínimos en eterna discusión. Se debe avanzar con todos los medios disponibles para mejorar de verdad los salarios de millones de trabajadores que luchan por una vida económicamente tranquila».

«No es posible bajar los brazos ante las inaceptables carencias en la salud de tantos chilenos que merecen una atención a la altura de un país que muestra índices macroeconómicos notablemente positivos. Estas y otras reformas deben poner de acuerdo a la política, a la empresa, al mundo del trabajo, a las instituciones del Estado y a las fuerzas que pueden cambiar la realidad social de nuestro país», indicaron. En segundo lugar, mencionaron que el cuadro actual de «persistente violencia» debilita la democracia y «pone en serio riesgo la prosecución pacífica del itinerario del proceso constituyente y amenaza la realización del plebiscito del 26 de abril», por lo que exigen una nueva concepción del orden público y reforma profunda a las policías.

«Orden público no es sinónimo de represión incontrolada, propia de las dictaduras; es la facultad de control y contención para proteger el uso seguro del espacio público», dicen, para lo cual piden «precisas y firmes directivas políticas que incluyan la formación, los procedimientos, instrumentos y recursos para una mayor eficiencia de las fuerzas de orden público». En el tercer punto, mencionaron la necesidad de recuperar el crecimiento de la economía. «El acuerdo debe tener al crecimiento y solidez de la economía como puntos en los cuales hay que concentrar la voluntad de diálogo y llegar a consensos que convoquen con seriedad a los principales actores de este pacto», recalcaron. Finalmente, recordaron que el «así como el 15 de noviembre se abatieron los muros de la intransigencia ante el peligro inminente que amenazaba a la democracia de nuestro país, hoy las fuerzas genuinamente comprometidas con el sistema democrático y republicano, deben oponer un frente unido, no sólo ante quienes persisten en la violencia política y delictual, sino también para acordar y poner en marcha un inaplazable programa de relevantes reformas para los próximos años, especialmente en paralelo al periodo constituyente». «Nuestro llamado se dirige a producir otro momento de concordia, a aprovechar la enorme fuerza de los acuerdos democráticos. Es una invitación a terminar con las estériles escaramuzas y misiles políticos sin destino ni utilidad social. El nuestro es un esperanzado llamado a dar otro paso de valentía y lucidez política. Lo exige el trance histórico que nos ha tocado vivir», concluyeron.

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