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Si bien hay tumores de cada vez mejor pronóstico, la tasa de mortalidad por algunas de estas patologías va en aumento. Por ejemplo, cuando afecta el pulmón, hay bajas expectativas. Por eso, los médicos señalan que el mejor remedio es la prevención y en definitiva «no fumar».
Se trata de una realidad que ya afecta a varios países del primer mundo y que, en el correr de los próximos 5 años, se instalará definitivamente en el nuestro. La causa principal de muerte en Chile dejarán de ser las enfermedades cardiovasculares, que sólo crecieron 1,1% en los últimos 18 años, para dar paso a uno de los males más mortíferos de las últimas décadas: el cáncer.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que las muertes por este mal superarán los 13 millones en el año 2030 en el mundo. Además, planteó que a esta enfermedad se le atribuyen 7,6 millones de defunciones ocurridas en todo el mundo en 2008 y que más del 70% de las defunciones por cáncer se registraron en países de ingresos bajos y medianos. Se agrega que un 30% de los decesos son debido a cinco factores de riesgo conductuales y dietéticos: índice de masa corporal elevado, ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol.
Sin embargo, los médicos tienen otra visión. Flavio Salazar, director alterno del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII), dice que las proyecciones señalaban que el cáncer llegaría a ser la primera causa en 2030, por la asociación entre el mal y el cambio etario, pero hoy en día asegura que es muy probable que ocurra antes: «En la medida en que la gente envejece, aumentan las tasas de cáncer».
Para el oncólogo de Clínica Alemana Felipe Capdeville, el cambio ocurrirá la próxima década. «Mientras más vive la gente, más expuesta está a factores ambientales relacionados al cáncer, como tabaquismo, obesidad y sedentarismo», dice.
A ello, agregó que «tenemos que cambiar la mirada. Las facultades de medicina deben crear más becas de oncología. Se debe destinar más dinero para tratar e investigar el mal. El Ministerio de Salud, también tiene que entregar una mayor cobertura para oncología, ya que aún hay hospitales regionales que no tienen especialistas. Es un problema de salud pública que hay que enfrentar».
Según un modelo de proyección hecho por el Minsal en 2012, los cánceres que suben su mortalidad son los de próstata, riñón, colorrectal y encéfalo. Otro estudio de la Clínica Las Condes confirma que el cáncer de colon, entre 1983 y 2008, aumentó 116% y que cada año fallecen unas 1.800 personas por este mal.
«Ha tenido un aumento progresivo tanto en mortalidad como en incidencia, que se explica por factores de riesgo como dieta y obesidad y también el mayor número de pesquisas que se realizan», dice Capdeville.
Ante esta situación, Salazar coincide con la experta aclarando que el alza de esperanza de vida que se ha registrado en las últimas décadas es un fenómeno casi indisociable en el aumento de probabilidades de padecer cáncer.
En este sentido, el experto destacó el rol que deberán asumir las facultades de medicina, creando más becas de oncología y destinando más fondos a las investigaciones para tratar y combatir este mal.
Uno de los peores: el de pulmón
Si bien hay tumores de cada vez mejor pronóstico, la tasa de mortalidad por algunas de estas patologías va en aumento. Por ejemplo, cuando afecta el pulmón, hay bajas expectativas. Por eso, los médicos señalan que el mejor remedio es la prevención y en definitiva «no fumar».
Según datos del ministerio de Salud, en 1990 la tasa de mortalidad general por cáncer alcanzó a 107,5 por 100.000 habitantes. En 2007, fue de 125,1. Y en 2009 (últimos datos disponibles a nivel nacional) la tasa llegó a 133,5.
Desde la Unidad de Cáncer de la institución señalan que lo más realista es pensar que en un quinquenio más los cánceres pasarán a ser la primera causa de muerte de los chilenos.
Por su parte, el director médico de la Fundación Arturo López Pérez (FALP), Fernando Silva, declaró que «esto ya está ocurriendo en la Segunda Región. Allí la primera causa de muerte es el cáncer en todas sus formas, incluyendo piel y melanoma».
Como se sabe, en esa zona de Chile la capa de ozono está más débil que en el resto del país.
Y existen más diferencias por zonas geográficas. Un estudio (de 2007) de la Universidad de Talca, reveló que las regiones del Biobío, Maule y La Araucanía tenían la mayor tasa de mortalidad por cáncer al estómago.
La zona norte, Antofagasta, Atacama, Tarapacá y la Región Metropolitana, presentaban más muertes por tumores malignos en la traquea, bronquios y pulmón.
Asimismo, se ha verificado que los cánceres gástrico y de vesícula son más frecuentes mientras más baja es la condición socioeconómica.
El jefe de la unidad de radioterapia de la Clínica Las Condes, Pelayo Besa, agrega que la mayor presencia de cáncer y mortalidad se basa en el envejecimiento de la población. «En la medida en que logramos que la gente llegue a mayor edad,
tienen mayor posibilidad de desarrollar cáncer y por lo tanto finalmente morirse de esa patología. Al mismo tiempo, las enfermedades cardiovasculares han ido disminuyendo por un mejor tratamiento y por campañas destinadas a prevenirlas».
Para el experto, en el surgimiento de esta enfermedad, «hay una combinación de elementos que inciden en la desregulación y el crecimiento loco de la célula tumoral, que es el cáncer. Por ejemplo, la ingesta de fibra ayuda a prevenir el cáncer de colón. En el de pulmón, el 95% de los casos son por el consumo de cigarro.
Falta ayuda
El problema es monitoreado por los organismos internacionales como la OMS y la OPS (Organización Panamericana de la Salud), que exigen a sus estados miembros tener un plan para la prevención y control del cáncer.
La meta general es disminuir la carga de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes aquejados.
Siguiendo esta línea, en Chile se inició una política de pesquisa temprana para algunos cánceres y de tratamiento en el sistema público. A la fecha ya hay 14 cánceres que son cubiertos por el Auge.
El director médico de la FALP, Fernando Silva, con estudios de casos hasta el presente año, apunta a la prevención y detección temprana como arma principal para disminuir los cánceres. Por ejemplo, menciona el de cuello uterino «que es pesquisado en forma precoz, a bajo costo y con cobertura a través del Papanicolau. Porque en países vecinos como Perú y Bolivia va al alza, mientras en Chile está más controlado».
Agrega, asimismo, que, a pesar de su alta incidencia y prevalencia, los tumores de estómago, esófago y vesícula biliar están respondiendo mejor a los tratamientos. «Es decir, están más controlados», explica Silva.
En el Auge falta modernidad
A nivel privado, hoy en Chile es posible acceder a tratamientos de calidad y con similar efectividad que en el extranjero. Sin embargo, hay voces críticas a la labor estatal en el control del cáncer.
El oncólogo de Clínica Alemana, Jorge Gallardo, asegura que «en el sistema público del país, el desarrollo oncológico es muy pobre. Un ejemplo: sólo cuatro instituciones hospitalarias privadas cuentan con uno de los métodos más certeros para diagnosticar cáncer, como es el PET-CT, un sistema radiológico que permite detectar los tumores de forma precisa y a veces temprana. Esto no es usado en los hospitales».
Gallardo también acusa un «retraso de al menos 15 años» en los tratamientos del sistema público para los pacientes con cáncer, sobre todo aquellos que están cubiertos por el Auge.
Da como ejemplo el «cáncer gástrico, donde el Auge sólo establece el tratamiento a través de una cirugía, lo que era el estándar en el año 90 en el mundo. Cuando en 2004 esta patología se incorporó al Auge, ya se había demostrado que la cirugía debe ir de la mano con tratamientos complementarios de radiación y quimioterapia, pero no ha habido una actualización en ese sentido», asegura el médico.
Costos del tratamiento
Otro de los graves problemas que surgen es el costo de esta enfermedad. Actualmente, el Auge no costea los medicamentos y menos las hospitalizaciones de las personas que tienen cáncer.
En Chile, hoy en día y de forma particular (ya que los hospitales no cuentan con especialistas, y menos con insumos para luchar contra este mal), los precios son altísimos. Para Hortensia Villanueva, quien padece cáncer de mama, plantea que «un ciclo de quimioterapias vale en promedio $1.300.000 y las dosis de drogas fluctúan entre los $700 mil a los $2 millones por cada ciclo, a ello debemos sumarle, que quizás deba realizarme este procedimiento hasta diez veces».
¿Soluciones?
El efecto positivo en la disminución de los tumores cancerosos es conocido, pero hasta ahora los científicos no sabían el mecanismo de influencia que podría contraer usar marihuana.
Los investigadores de la Universidad de Anglia del Este, Inglaterra, inyectaron el principal ingrediente psicoactivo del cannabis, tetrahidrocannabinol (THC), a ratones y han logrado identificar dos receptores celulares responsables del efecto curativo de la sustancia.
«Hemos demostrado que este efecto es conseguido gracias a la interacción de CB2 y GPR55, dos miembros de la familia de receptores de los cannabinoides», comenta el investigador Peter McCormick, que participó en el estudio publicado en la revista «Journal of Biological Chemistry». «Nuestro hallazgo permite explicar algunos bien sabidos, pero poco entendidos efectos del THC».
El hallazgo es un importante paso adelante hacia el desarrollo del tratamiento de cáncer, señaló McCormick, quien advirtió que los enfermos de cáncer no deben usar la marihuana para automedicarse. «Nuestro estudio usa un compuesto aislado y es crucial usar la concentración correcta», comentó el científico. «Los pacientes no deben usar la marihuana para automedicarse, pero yo espero que nuestro estudio permitirá desarrollar en el futuro un equivalente sintético seguro».
Sin embargo, no es el único mecanismo que se ha utilizado. Los antihistamínicos son el medicamento más usado en el tratamiento de las alergias, sobre todo en primavera donde todo aflora y un gran porcentaje de la población sufre con ello. Sin embargo, científicos han detectado de este fármaco podría ayudar a combatir el cáncer.
La investigación realizada en el Centro del Cáncer Massey de la Universidad Virginia Commonwealth de Estados Unidos, constó en suministrar antihistamínicos a dos grupos de ratones, uno con una fuerte respuesta alérgica y otro con tumores.
La observación de las células supresoras arrojó que los ratones -tras ser tratados con dicho medicamento-, bloquearon la producción de histamina, componente que responde a alérgenos y potógenos externos, además de detener el progreso de crecimiento del cáncer en los ratones con tumores.
El líder del estudio, Daniel Conrad, afirmó que la investigación se torna interesante porque establece una conexión entre dos enfermedades que no son comúnmente relacionadas (alergias y cáncer). Sin embargo, indicó que «es importante advertir que se trata de una conexión muy nueva y que se necesitan más estudios antes de saber si los antihistamínicos pueden ser utilizados de manera efectiva en las terapias contra el cáncer»
 

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